La mayoría de las personas que deciden poner en marcha un proyecto de formación virtual se preguntan si serán capaces de motivar a sus alumnos y de conseguir que éstos aprovechen al máximo el curso.
En mi opinión, este miedo no se aplica sólo a los cursos online, sino que también se podría aplicar a cualquier tipo de formación. De hecho, estoy segura de que todos conocemos algún caso en el que nosotros mismos o un compañero ha salido de un aula sin haber aprendido absolutamente nada de todo lo que el profesor ha contado; y, sin embargo, nadie se preocupa de qué es lo que falla en la formación presencial.