Si te interesa el mundo del diseño de interiores y estás valorando formarte profesionalmente en este campo, te invitamos a seguir leyendo para descubrir en profundidad en qué consiste esta profesión, qué salidas laborales ofrece y cómo puedes convertirte en interiorista con una formación especializada.
Índice
- ¿Qué es un interiorista?
- ¿Qué hace un interiorista en su día a día?
- ¿De qué consta el trabajo de un interiorista?
- ¿En qué se diferencia un interiorista de un decorador?
- Salidas profesionales y sectores donde trabaja un interiorista
- Formación recomendada si quieres ser interiorista
¿Qué es un interiorista?
El interiorista es el profesional especializado en diseñar, transformar y optimizar espacios interiores, combinando funcionalidad, estética y confort. A través del interiorismo, el interiorista adapta los ambientes a las necesidades de quienes los habitan o utilizan, teniendo en cuenta aspectos técnicos, estructurales, normativos y creativos.
Su papel va mucho más allá de la decoración, ya que se involucra en la planificación del espacio, la selección de materiales y la distribución arquitectónica.
Dentro del perfil profesional del interiorista, se requieren una serie de conocimientos específicos relacionados con el diseño de interiores, la arquitectura, la ergonomía, la iluminación, los materiales y las tendencias del sector. Además, es imprescindible que cuente con formación técnica o superior en interiorismo o diseño de interiores, adquirida a través de estudios oficiales, cursos especializados o formación profesional acreditada.
Entre las habilidades más valoradas en el ámbito del interiorismo se encuentran la creatividad, la visión espacial, la capacidad de análisis, el dominio de herramientas de diseño asistido por ordenador (como AutoCAD, SketchUp o Revit), y la capacidad para interpretar planos y normativas.
Además, un interiorista debe contar con competencias transversales como la gestión de proyectos, la comunicación con clientes y proveedores, y la capacidad para liderar equipos multidisciplinares.
El desarrollo de estas competencias permite al interiorista abordar proyectos de diversa índole, adaptándose a distintos estilos, presupuestos y objetivos, siempre con un enfoque profesional y orientado a la mejora de la calidad de vida a través del diseño de espacios interiores.
¿Qué hace un interiorista en su día a día?
El trabajo diario de un interiorista abarca mucho más que la elección de muebles o colores. Su rutina está marcada por una planificación detallada, la toma de decisiones técnicas y estéticas, y una constante interacción con clientes, proveedores y equipos de obra.
En el mundo del interiorismo, cada proyecto implica una combinación de análisis del espacio, creatividad, gestión de recursos y supervisión para asegurar que cada detalle cumpla con los objetivos funcionales y visuales del cliente. A continuación, exploramos las principales tareas que forman parte del día a día de este perfil profesional.
Análisis y planificación de espacios
Uno de los primeros pasos que realiza un interiorista al abordar un proyecto es el análisis del espacio disponible.
Esta fase es fundamental en interiorismo, ya que permite comprender las características del lugar, sus limitaciones físicas y sus posibilidades. Se estudian aspectos como la iluminación natural, la ventilación, las dimensiones, los accesos y la estructura arquitectónica existente. Todo ello con el objetivo de diseñar una propuesta coherente y funcional.
La planificación espacial no se limita a una simple distribución de mobiliario; implica aplicar criterios de ergonomía para asegurar que los espacios sean cómodos, seguros y adaptados al uso diario. El interiorista debe tener en cuenta las medidas estándar que favorecen una circulación fluida, así como la correcta relación entre los elementos que conforman cada estancia. Este enfoque es especialmente importante en viviendas, oficinas, espacios comerciales y entornos donde la interacción humana con el espacio es constante.
Además, cada proyecto de interiorismo parte de unas necesidades funcionales específicas. No es lo mismo diseñar una cocina en una vivienda familiar que un área de recepción en una oficina. Por ello, el interiorista analiza el uso que se dará al espacio, el perfil de los usuarios y los objetivos del cliente, para traducir esas demandas en soluciones prácticas y estéticamente equilibradas.
Esta visión técnica y creativa es la que permite al interiorista convertir un espacio vacío en un entorno pensado al detalle.
Selección de materiales, colores e iluminación
Una parte esencial del trabajo de un interiorista es la elección de los materiales, los colores y la iluminación que formarán parte del proyecto.
Esta fase no solo responde a criterios estéticos, sino también a exigencias técnicas que garantizan la durabilidad, el mantenimiento y la funcionalidad del espacio. En interiorismo, cada elección debe estar alineada con el uso previsto del entorno, las condiciones ambientales y el presupuesto del cliente.
La coherencia estética es clave para que el resultado final tenga sentido visual y transmita una identidad clara. El interiorista combina texturas, tonos y acabados de forma equilibrada, buscando armonía entre los elementos estructurales, el mobiliario y los complementos decorativos. Esto requiere conocimientos en teoría del color, tendencias de diseño y materiales contemporáneos que aporten valor al conjunto sin comprometer la funcionalidad.
En paralelo, la iluminación se convierte en un elemento transformador del espacio. Un buen diseño lumínico puede resaltar zonas clave, crear ambientes diferenciados y mejorar la percepción del entorno. El interiorista define qué tipo de iluminación utilizar —general, puntual o ambiental— y cómo integrarla de forma eficiente, considerando tanto la luz natural disponible como las fuentes artificiales más adecuadas.
Todo ello con un enfoque técnico que garantice un resultado final coherente con los objetivos del proyecto de interiorismo.
Coordinación de obra y proveedores
Una vez aprobado el proyecto, el interiorista asume un papel clave en la fase de ejecución, coordinando los distintos agentes implicados: albañiles, carpinteros, electricistas, pintores, instaladores o proveedores de materiales. Esta labor de supervisión es esencial para que cada parte del proyecto de interiorismo se lleve a cabo de acuerdo con lo planificado, respetando tanto los plazos como los estándares de calidad establecidos.
El interiorista debe controlar cada fase de la obra, resolver imprevistos técnicos y asegurar que las soluciones adoptadas no comprometan la estética ni la funcionalidad del espacio.
Es responsable de que todos los elementos seleccionados —materiales, acabados, mobiliario, iluminación— sean instalados correctamente y en consonancia con el diseño inicial. Este seguimiento constante permite garantizar el cumplimiento del diseño original sin desviaciones que alteren el resultado final.
Además, el interiorista mantiene una comunicación fluida con los proveedores para coordinar entregas, ajustar presupuestos y gestionar cambios si surgen modificaciones durante la ejecución. Esta capacidad de organización y control es fundamental en cualquier proyecto de interiorismo, especialmente en aquellos que requieren una alta precisión técnica y un nivel de detalle elevado.
¿De qué consta el trabajo de un interiorista?
El trabajo de un interiorista se desarrolla a través de una serie de etapas que permiten estructurar el proyecto de forma eficiente, profesional y adaptada a las necesidades del cliente. Este proceso es fundamental en interiorismo, ya que cada fase cumple un objetivo específico dentro del desarrollo y ejecución del diseño.
A continuación, detallamos las principales etapas que forman parte del trabajo de un interiorista:
- Briefing inicial con el cliente: en esta primera fase se recogen todas las necesidades, gustos, objetivos y presupuesto. Es el punto de partida para entender el tipo de espacio que se necesita y cómo debe funcionar.
- Diseño conceptual: el interiorista traduce la información recogida en ideas y propuestas visuales. Se define la distribución del espacio, los materiales, colores y estilo general, siempre ajustado a las condiciones técnicas del lugar.
- Elaboración de renders y visualizaciones: mediante herramientas digitales, se crean representaciones en 3D del diseño propuesto. Estos renders ayudan al cliente a visualizar con precisión cómo quedará el proyecto una vez ejecutado.
- Ejecución y supervisión de obra: el interiorista coordina a los profesionales implicados, gestiona los plazos y controla que todo se realice de acuerdo con el diseño aprobado, prestando especial atención a los acabados y a los detalles técnicos.
- Entrega final del espacio: tras la ejecución, se revisa el trabajo completo, se realizan los últimos ajustes y se entrega el espacio terminado al cliente, asegurando que todo se corresponda con las expectativas y requisitos planteados desde el inicio.
Este enfoque por etapas permite al interiorista ofrecer soluciones integrales y adaptadas, combinando creatividad, técnica y gestión para transformar cualquier espacio en un entorno funcional, estético y personalizado.
¿En qué se diferencia un interiorista de un decorador?
Es común que se confundan los roles de interiorista y decorador, ya que ambos profesionales trabajan en la mejora de espacios interiores. Sin embargo, en el ámbito del interiorismo existen diferencias claras en cuanto a la formación, el alcance del trabajo y el nivel técnico requerido para cada perfil.
- El interiorista cuenta con una formación más completa y técnica, que puede incluir estudios superiores en diseño de interiores o interiorismo, así como conocimientos en arquitectura de interiores, distribución espacial, normativa, ergonomía y diseño estructural. Su trabajo abarca desde la fase de análisis y planificación hasta la ejecución del proyecto, implicándose directamente en reformas, distribución de espacios y selección de materiales.
- Por su parte, el decorador se enfoca principalmente en la estética del espacio ya construido. Su intervención comienza cuando la estructura ya está definida, y su objetivo es mejorar el ambiente a través del mobiliario, textiles, colores y elementos decorativos. No interviene en aspectos estructurales ni técnicos, y su formación suele estar más orientada al diseño decorativo y a las tendencias visuales.
Por tanto, mientras que el interiorista trabaja desde una perspectiva integral y técnica, el decorador actúa sobre lo ya existente con un enfoque puramente estético. Ambas figuras son complementarias, pero es importante conocer sus diferencias para elegir al profesional adecuado según el tipo de proyecto que se quiera realizar.
Salidas profesionales y sectores donde trabaja un interiorista
El interiorismo es una disciplina con múltiples salidas profesionales, y el perfil del interiorista es cada vez más demandado en sectores muy diversos. Gracias a su formación técnica y su visión creativa, este profesional puede adaptarse a distintos entornos y necesidades, desarrollando proyectos que van desde lo funcional hasta lo puramente estético, siempre con un enfoque personalizado y estratégico.
Uno de los ámbitos con mayor proyección es el sector retail, donde el interiorista diseña espacios comerciales que no solo resulten atractivos, sino que también fomenten la experiencia de compra y refuercen la identidad de marca. En hostelería, su labor se centra en crear ambientes acogedores, eficientes y diferenciadores, ya sea en restaurantes, hoteles o cafeterías.
Las oficinas también requieren del interiorismo para generar espacios de trabajo funcionales, cómodos y bien organizados, que favorezcan la productividad y el bienestar de los equipos. En el ámbito residencial, el interiorista interviene en viviendas de todo tipo, adaptando el diseño a las necesidades de cada familia y mejorando la distribución, iluminación y estilo de los espacios.
Además, existen oportunidades en el diseño de ferias y exposiciones, donde se busca crear espacios efímeros, pero impactantes, capaces de comunicar un mensaje de forma visualmente atractiva y en un tiempo limitado. En estos entornos, la creatividad del interiorista se combina con una gran capacidad de adaptación técnica y logística.
Gracias a esta versatilidad, el interiorista puede trabajar tanto de forma autónoma como en estudios de diseño, empresas constructoras, despachos de arquitectura, cadenas hoteleras, marcas comerciales o instituciones públicas, ampliando así su proyección profesional dentro del sector del interiorismo.
Formación recomendada si quieres ser interiorista
Para ejercer como interiorista y acceder a oportunidades laborales dentro del sector del interiorismo, es fundamental contar con una formación específica que combine conocimientos técnicos, habilidades creativas y herramientas digitales. Este perfil requiere una preparación sólida en áreas como distribución del espacio, materiales, iluminación, ergonomía y representación gráfica.
Existen diferentes vías formativas para convertirse en interiorista: titulaciones oficiales, estudios superiores en diseño de interiores, másteres especializados o formación profesional. Sin embargo, también es posible adquirir una base completa y actualizada a través de programas formativos online que permiten formarse a distancia con total flexibilidad.
En Femxa, ponemos a tu disposición el curso online de Interiorismo, una formación privada orientada a quienes desean introducirse en esta profesión o actualizar sus conocimientos. A lo largo del curso se trabajan los conceptos clave del diseño de interiores, la aplicación práctica de criterios estéticos y funcionales, y el uso de herramientas para la representación de proyectos.
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