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"El conectivismo permite valorar el cómo participa el individuo en el aprendizaje colectivo"

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Martes, 28 Mayo 2019 08:30 Escrito por

Hace 30 años parecía una falacia defender la idea de que el contacto con la tecnología generaría nuevas formas de aprender. Hoy en día, sin embargo, es una realidad cierta y no solo para los jóvenes, sino para todos los que estamos expuestos a la gran cantidad de dispositivos que conforman las nuevas tecnologías, incluidos los profesores.

La educación actual trae consigo además nuevos conceptos que poco a poco van cogiendo el protagonismo como la gamificación, la flipped classroom, el eLearning o el conectivismo.

Este último lo conoce a la perfección Ángel Fidalgo, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid “con vocación y preocupado por mejorar la docencia”, y quien además ha impartido varios talleres y charlas durante el Congreso Internacional sobre Aprendizaje, Innovación y Cooperación (CINAIC).

 

¿Cómo explicaría qué es el conectivismo en educación?

En el modelo tradicional de educación estamos acostumbrados a que el alumno sea evaluado por lo que él es capaz de hacer de manera individual. Se supone que él aprende y aunque trabaje en equipo, al final la nota es individual.

El conectivismo, en cambio, es una forma de plantear la educación en la que, si entre todos, y hablo de alumnos y profesores, compartimos y colaboramos, permite valorar el cómo participa el individuo en el aprendizaje colectivo.

 

El conectivismo es parte de la innovación educativa

 

¿Cuáles son entonces los principios del conectivismo?

En cuanto a la evaluación, uno de los principios del conectivismo es añadir a la “evaluación tradicional” el cómo el individuo aporta conocimiento o aprendizaje comunitario. Es decir, no sólo lo que ha sido capaz de absorber sino también lo que es capaz de aportar para transformar.

Así, en esta clase de evaluación ya no entra solamente un aporte de conocimientos académicos sino también de valores.

 

¿Cómo ayudaría el conectivismo a mejorar la enseñanza?

Ayudaría mucho porque cuando una asignatura empieza de nuevo, esta se reinicia. En algunos casos como los sistemas eLearning o los procesos de aprendizaje online es incluso literal: se reinician los alumnos, se reinician las aportaciones a los foros, etc. Y realmente esto es un poco absurdo.

Si planteas la asignatura dentro del ámbito del conectivismo, la asignatura adquiere experiencia. Es decir, si un alumno ha adquirido una cierta experiencia, ¿por qué esa experiencia no se va a poder utilizar en el próximo curso con los nuevos alumnos? De esta forma se puede mejorar el aprendizaje posterior.

 

El modelo educativo no prima la innovación educativa; no prima que un profesorado se deje las horas de vacaciones y con sus propios recursos haga innovación.

 

¿Qué relación existe entre el conectivismo y las TIC?

En este caso las TIC son un facilitador. Si un alumnado está repasando algo en el metro y de repente comenta que algo se ha entendido muy bien, ya está retransmitiendo a otros compañeros que están haciendo el curso que él lo ha entendido.

En este caso digamos, el impacto es inmediato con la tecnología. Si no existiese esta relación lo más probable es que este alumno llegase a casa y al día siguiente fuese a la universidad sin comentar nada.

Así es que la tecnología lo que va a permitir es que en cualquier momento se pueda realizar un feedback con inmediatez, y es importante que un feedback sea lo más inmediato posible.  

 

¿A qué retos debe enfrentarse la educación si quiere alcanzar el modelo conectivista?

Si queremos alcanzar el modelo conectivista, el reto más importante que tenemos que conseguir es cambiar de hábitos. El gran problema que tenemos es que el modelo educativo, la forma en la que hacemos unas cosas, genera unos hábitos que, tanto para el profesorado como para el alumnado, no suelen ser participativos.

Si tú pones una metodología activa, el alumno sigue esta metodología activa y participa, pero si no pones una metodología activa, él ya decide ser pasivo. Y para el profesorado también. Este está acostumbrado al hábito pasivo del alumnado y esto lo que hace es que el modelo siga como sigue.

Por lo tanto, el gran reto es que tanto el alumnado como el profesorado consigan una participación activa. Si estamos hablando de una clase sin tecnología, por ejemplo, un alumnado activo preguntaría más y si no están de acuerdo con una visión pues proponen otra.

Este es el hábito que hay que conseguir que salga de forma natural.

 

La flipped classroom es una forma de enseñanza activa

 

¿Innova usted en sus clases? ¿De qué manera?

Tenemos varias líneas. Algunas ya se están consolidando y van bien mientras que otras todavía las estamos haciendo de forma experimental.

Entre las que se consolidan está por ejemplo el flip teaching, es decir, que se hacen un conjunto de microvídeos donde el alumnado trabaja diversos conceptos desde casa y después en clase hacemos las sesiones un poco más prácticas y en equipo.

Un ejemplo de algo experimental y de lo que estamos ahora mismo analizando los resultados es con el conectivismo, romper ese hábito pasivo del alumnado, y de momento los indicadores señalan que tanto en notas como en participación en clase como en asistencia y entrega de trabajos voluntarios, todo lo que estamos haciendo con el conectivismo va bastante bien.

Lo que hay que medir ahora también es el esfuerzo porque si los resultados son los mismos, tanto en la clase donde se está llevando a cabo el experimento como en la que no, pero a los primeros les ha llevado 20 horas más pues eso quiere decir que algo hemos hecho mal.

Eficaz es, pero falta ver si es eficiente. Estamos en pruebas.

 

¿Qué consejo les daría a los profesores que todavía no se atreven a abrazar la innovación educativa?

Depende mucho del contexto en general pero lo primero es comprenderles. El modelo educativo no prima la innovación educativa; no prima que un profesorado se deje las horas de vacaciones y con sus propios recursos haga innovación.

¿” No prima” qué quiere decir? Quiere decir que, si te dedicas a otras cosas, asciendes. Por lo tanto, lo primero es tener una cierta empatía.

En segundo lugar, lo que se tiene que ver es que no es lo mismo desarrollar la innovación que aplicar la innovación. Desarrollar la innovación requiere mucho esfuerzo y suele haber miedo mientras que, aplicando la innovación, normalmente, lo que se consigue es que, con el mismo esfuerzo vayas a conseguir mejores resultados o con menos esfuerzos vayas a conseguir los mismos resultados.

Entonces, lo que deben ver es que la innovación les va a hacer su trabajo más fácil.

 

 

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